La Revista Huilco es una publicación periódica del Centro Cultural Ateneo J. F. González de la comuna de Melipilla, R. Metropolitana de Chile, que tiene como objetivo ser una especie de accountability de la actividad de dicho centro cultural, denominada “Encuentro Internacional de Arte y Cultura”. Esta revista que se encuentra a libre disposición de cualquier vecino melipillano -en lo personal a mí me llegó a través de un amigo que la recogió en el departamento de Relaciones Públicas de la I. Municipalidad de Melipilla-, específicamente su edición número 9, es, sin exagerar, un “festival de faltas” tanto ortográficas como de redacción y de diagramación.
¿Por qué me da vergüenza ser melipillano?
Básicamente, con ello no me refiero a una actitud renegadora de aquel ethos melipillano, sino que, principalmente, la razón de esto tiene relación con que me daría vergüenza, en cuanto melipillano que soy, que se me asocie a este tipo de publicaciones. Razón por la cual, para mí, evidentemente, y sólo por el hecho de ser melipillano, no me gustaría ser identificado con este tipo de publicaciones también melipillanas relativas al arte y la cultura de la zona -¡ciertamente Melipilla es mucho más!-, las cuales en su aspecto formal resultan ser por lo menos deficientes. En mi sentir, me enorgullezco de ser melipillano, aunque cuestiones como éstas me incomodan y me molestan enormemente.
¿Quiénes son los artífices de esta revista y de mi vergüenza?
Textualmente extraído de la revista, quienes la dirigen son: Jaime Romanini Gainza (director), Omar Carreño Pérez (subdirector), Ángel Conejeros Maldonado (editor), por su parte el comité editorial está formado por las tres personas antes mencionadas más Elizabeth Ramos y Manuel Osorio. El diseño gráfico estuvo a cargo de Alban Contreras Urbina.
Acá sin duda alguna que gran parte de la responsabilidad -si es que no toda- es del editor y del comité editorial, quienes no deberían dejar que una cantidad tan abismal de errores llegasen a ser publicados. En consecuencia, pareciera ser que los editores simplemente no revisaron el texto de la revista antes de que se llevara a impresión, o bien, lo que es peor, puede ser que lo hayan revisado, pero no los notaron. A pesar de lo anterior, si asumo el supuesto de que los editores no revisaron los textos -y eso que integrantes del comité editorial son también los autores de ciertos textos contenidos en la revista que ¡¡sí tienen errores!!-, es también impresentable como gente dedicada en mayor o menor medida a la literatura, y además algunos de ellos profesores, tengan semejantes niveles de redacción.
Sencillamente, para finalizar, decir que en una lectura rápida contabilicé más de 170 errores ortográficos -¡qué pasaría si la leo dos o tres veces, o bien lo lee otra persona!. Y cabe agregar que ésta es una revista con muchas fotos y muy pocos textos. Es necesario mencionar también que más de 70 de estos errores los comete Omar Carreño Pérez -subdirector e integrante del comité editor, además de encargado cultural de la Corporación Municipal de Educación y Salud de Melipilla-, denominado en la revista como “historiador”. A modo de ejemplo, lo cito en un brevísimo extracto de la página 22: “…ocasión que aprovecho para comprar algunos perforadoras y las tarjo a Chile, contrato al ingeniero…”. Debió escribirse así: “…ocasión que aprovechó para comprar algunas perforadoras y las trajo a Chile, contrató al ingeniero…”.
Así y todo debo ser justo, encontré algunas páginas sin errores tales como: la página 4 y la contraportada; otras pocas páginas más que no tenían errores no las considero debido a que están compuestas, esencialmente, de fotos.
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Fuentes:
1. Sitio Web Ateneo J. F. G.
2. Revista Huilco, 9.
3. Galería Flickr Ateneo